Entre el alumno “tipo” y el verdadero
Por Marcelo Albornoz
Sin ser categóricos sobre el particular , podemos convenir que , entre otras cuestiones , la juventud es un proceso humano muy complejo que se encuentra sujeto a distintos factores .Asimismo sin desconocer ni omitir los inapreciables aportes de disciplinas científicas como la biología y la psicología, quienes procuraron explicar el alcance del fenómeno a través de la ya clásica teoría del “síndrome normal de la adolescencia “ . En esta oportunidad, nos centraremos en analizar los cambios en la cultura de los jóvenes asociados a las transformaciones de los medios de comunicación social
Partiendo de esa premisa, sostenemos que la escuela y sus distintas propuestas, no contemplan los intereses de los distintos jóvenes, independientemente del subgrupo y/o tribu al que pertenezcan. Todavía, gran parte de los docentes seguimos elaborando y planificando actividades para un alumno "tipo”, con determinadas características socio familiares y socioeconómicas y culturales bastante "uniforme".
Ese imaginario de estudiante con los que pretendemos trabajar cotidianamente, esta más relacionado con los modelos que aplicaron con nosotros como alumnos y nos "enseñaron" como docentes que con la realidad compleja.
Es evidente que con este tipo de actitudes estamos desconociendo el carácter de auténticos “nativos del presente” que tienen los actuales jóvenes, profundamente massmediatizados, o sea muy permeables al ambiente que promueven los Medios de Comunicación Social y sus “valores” hedonistas narcisistas.
Lo anterior , me hace recordar una sentencia pronunciada por un gran pedagogo español, que ante un auditorio sediente de propuestas educativas , nos interpeló a través de la siguiente frase :” no olvidéis que la institución educativa fue creada en el siglo diecinueve ; los docentes nos formamos bajo paradigmas del siglo veinte ,pero tenemos la enorme misión de formar a nuestros alumnos para el siglo veintiuno “. La contundencia del juicio precedente despertó admiración y responsabilidad en todos los presentes.
A partir de ello, es inexplicable que aún nos preocupe más su estética que otra dimensión de su humanidad, desconocemos que allí hay todo un meta mensaje por decodificar.
En la medida que nos capacitemos en estas temáticas y nos animemos a discutir y a trabajar en equipos con nuestros colegas sobre los posibles intereses de nuestros alumnos, se irán achicando todas las distancias que aún nos separan. En resumen, estas transformaciones culturales impactan contra un esquema de institución educativa que actualmente permanece rígida, cerrada y poco participativa y que inexorablemente debemos modificar.
Ante ello es importante que tengamos siempre presente, que en nuestras praxis educativas ponemos en juego un modelo pedagógico y si solo nos detenemos a contemplar lo “dado” desde la planificación curricular oficial, nos limitamos a actuar como sostiene John Eggleston, desde una perspectiva ideológica curricular “recibida” en donde le otorgamos una validez superlativa a ese conjunto de contenidos, seleccionados por expertos, y por lo tanto incuestionable.: “Las “materias” pasan a ser “disciplinas” y , de ese modo adquieren algo muy parecido a la inmortalidad”---(//mayeuticaeducativa.idoneos.com/#_ftn1).
Una estrategia para contrarrestar lo precedente, puede ser, reorganizar pedagógicamente nuestras clases como sostiene la profesora Inés Dussel, quien nos provoca para que salgamos de la lógica tradicional que considera inmutable y unidireccional los saberes.
A modo de sentencia final y parafraseando a Flavia Terigi, en la medida que en nuestras propuestas incorporemos cuestiones de interés de nuestros alumnos, nos permitirá distender tensiones que inevitablemente se producen entre individuo y grupo clase, entre otras cosas, porque ya no nos sentiríamos solo especialistas, sino guías y orientadores de un proceso educativo en donde también los docentes aprendemos
Por último, recordemos lo sostenido por Gimeno Sacristán cuando plantea: “Todo lo que pueda hacerse por romper la uniformidad de las fuentes de información, por introducir ritmos de aprendizaje diferenciados” (…). “ serán recursos para que, sin renunciar a un proyecto de cultura común compartida desde la radical singularidad de cada uno, puede hablarse de una escuela estimuladora de la autonomía y de la libertad, que es en la que puede acrisolarse la idiosincrasia personal creadora”.