Educación y Dignidad Humana
Lic. Marcelo Albornoz
Educamos a pesar de todo porque creemos que no existen condicionantes sociales ni educativos insalvables y porque abonamos la idea de considerar a la educación como una hermosa herramienta de transformación personal y social.
Sin dudas, ante los complejos contextos sociales que caracterizan a nuestra época, el gran reto que se nos presenta a los educadores es lograr la promoción integral de la dignidad de la persona humana de nuestros alumnos .¿Por que lo sostenemos? porque ellos son personas en formación y sujetos de derecho a quienes debemos acompañar y apuntalar para que tomen conciencia de su existencia y le den sentido a su vida a través de la construcción de un proyecto personal que culmine con una formación educativa relevante que les permita ejercer una ciudadanía plena y comprometida con su momento histórico. Recordemos que la existencia humana se distingue de todas las otras existencias porque solo ella se reconoce, experimentando de esa manera una especie de auto e inter revelación del Ser.
Todos ellos, niños , adolescentes y jóvenes, son seres dotados de inteligencia, conciencia y libertad, por lo tanto están dadas todas las condiciones para que adquieran y construyan un aprendizaje significativo y comprometido .Solo tienen que acontecer algunas situaciones . Entre las mismas, creemos que recién se logrará una formación integral y un acceso masivo a la cultura en la medida que exista una consensuada y firme decisión política al respecto. Por otro lado, y en el plano más específico también se requerirá un verdadero compromiso de todos los que formamos parte de la Comunidad Educativa. Con ello queremos involucrar tanto a las familias como a los alumnos, pero en especial a todo el cuerpo docente para que renovemos el irrenunciable imperativo ético, profesional y laboral de considerar como “dogma” el principio de “educar a pesar de todo”.
Por todo ello es que partimos de la premisa rectora que considera a nuestros alumnos, como seres singulares y producto de nuestra sociedad y en este contexto al aprendizaje como un proceso complejo y multifacético, impregnado de diversos aspectos de los cuales el que esta referido a su dimensión sociocultural no es menor. En todo caso, tiene la misma importancia que los otros aspectos constituyentes del aprendizaje como lo son las dimensiones epistemológicas y procedimentales.
En este sentido, también creemos que está prácticamente fuera de discusión considerar a la persona como un “ser” que es producto de una construcción ínter vincular, en donde los mismos se van conociendo y relacionando con los “otros”. Esos “otros” son los que cuando nacemos nos encauzan y sumergen en un mundo simbólico, con determinadas pautas culturales que se fueron construyendo desde siempre, para que a partir de ellas, se entienda , interprete y hasta se modifique la realidad personal y social que nos toca vivir y que en definitiva nos termina identificando.
Así lo creemos porque para los que nos desempeñamos en el ámbito educativo, este tópico no nos puede ser indiferente ¿por qué lo planteamos? porque la actividad educativa es y debe seguir siendo una labor encomiable y netamente humana dirigida a la concientización, entendiéndola como aquel proceso donde promovemos la adquisición, construcción y hasta la re significación de los contenidos escolares. Asimismo consideramos que aquella interacción también nos facilitará llegar al discernimiento profesional necesario para la adopción de intervenciones educativas pertinentes y adecuadas a los contextos generales sin dejar de “observar” con cierto grado de agudeza y sensibilidad las situaciones personales y sociales de nuestros estudiantes.
Por último, y por ello no menos importante, los docentes no debemos nunca perder de vista que nosotros somos para nuestros alumnos ese otro significativo y ellos, además de ser nuestros sujetos cognoscentes son por sobre todas las cosas, nuestros prójimos-próximos a quienes debemos educar y formar en un marco de inclusión, contención y calidad.