El ejercicio de la docencia en los actuales contextos sociales
Por Marcelo Albornoz
Con el presente artículo nos proponemos plantear una mirada alternativa a la tensión que muchas veces se genera en nuestro oficio cuando procuramos enseñar y aprender en un marco de inclusión educativa.
El entramado social que hoy caracteriza la realidad de muchas de nuestras escuelas podemos nominarlo como de compleja diversidad cultural y socioeconómica. Esta situación sin duda genera hacia adentro y hacia a fuera de las instituciones, diferentes tensiones y una variedad de miradas sobre la cuestión escolar y sus distintas formas de abordarla.
Por ello, es que debemos construir un horizonte educativo igualitario, donde contemplemos en nuestras labores las condiciones de educabilidad de nuestros alumnos. Estas condiciones, muchas veces generan éxitos y/o fracasos, por lo tanto no deben omitirse en nuestras prácticas profesionales para asegurar de esa forma las posibilidades de que todos “nuestros” estudiantes aprendan.
De acuerdo a ello, la institución escolar debe proceder a revisar, entre otras cosas, sus distintos mecanismos de “transmisión” y “producción” de conocimientos y a partir de ese ejercicio tratar de adaptarse a esta nueva realidad.
En esa introspección organizacional, debemos revisar el complejo universo y conglomerado escolar para identificar en él, las situaciones conflictivas que debemos tratar a los efectos de adoptar las herramientas más idóneas para proceder en consecuencia.
Educar a pesar de todo
Según lo precedente y más allá del crudo y difícil panorama con el que nos podamos encontrar, debemos estar convencidos que ni la pobreza ni los fracasos escolares , tienen el estatus de irreversibles, por el contrario, son consecuencias de estructuras injustas y de variables extra institucionales que desde nuestra humanidad y profesionalidad también podemos coadyuvar a revertir.
Con el juicio anterior, no pretendemos desconocer que los diferentes trayectos sociales y educativos de nuestros alumnos están íntimamente relacionados con ciertos condicionantes que ameritan la adopción de medidas gubernamentales de fondo .Muy por el contrario y con el mismo énfasis, sostenemos que ninguno de aquellos obstáculos, tienen el carácter de determinantes e inmodificables.
Por ello, es tan importante que no perdamos la esperanza a pesar de las distintas adversidades, porque mientras haya un docente y un alumno, estamos seguros que la posibilidad y la fascinación del conocimiento siempre será posible.
Si lo precedente no tuviere la contundencia que a priori para nosotros tiene, basta con recordar que para muchos de “nuestros chicos y jóvenes”, la institución escolar o sea nosotros, seguimos siendo el principal lugar de promoción humana y quizás uno de los últimos espacios garantes de nuevas oportunidades sociales.
Obviamente que para materializar aquellas acciones, las escuelas deben instrumentar los debidos proyectos con sus correspondientes correlatos didácticos. Para ello, deben preguntarse ¿cuantas de sus prácticas hay que revisar para estar a la altura de los actuales y desafiantes contextos? ¿Como hacer para mantener de manera indemne su innegociable propuesta pedagógica de seguir brindando razonamiento crítico? ¿Cómo superar los discursos educativos escépticos y los falsos debates entre calidad o inclusión? Las respuestas a estos u otros interrogantes deben surgir del intercambio institucional como producto del análisis de la realidad de cada comunidad escolar.
En donde seguramente, se tendrá que identificar cuales de las expresiones pedagógicas de la loable profesión docente siguen intactas y cuales deben aggiornarse para compatibilizarlas con los nuevos escenarios.
Solo a modo de ejemplo, indicamos que una buena vía puede ser cuestionar y problematizar algunas de las múltiples funciones que se llevan a cabo y a partir de allí, ponderar si las actuales cosmovisiones filosóficas y educativas que adoptamos ,contemplan del complejo fenómeno educacional, variables sociales y no solo cognoscitivas.
Por todo ello es que creemos en la educación y por eso somos docentes.